En este número:

Probablemente deba gran parte de lo poco que sé a tres personas: el Rav Yosef Yagen Shlit"a, el Jajam Isaac Betech Shlit"a (lehabdil), y el Rav Avigdor Miller Z"L.

Hace cerca de 6 años mi vida y la de mis familiares tomó un gran giro, Baruj Hashem. Después de haber conocido al Jajam Betech en uno de sus seminarios, ya ninguno de nosotros somos los mismos. Aún recuerdo una de las primeras frases que a modo personal me dijo: "Se trata de la cosmovisión, ten paciencia". ¿Cosmovisión? ¿Forma de ver la vida? ¿Perspectiva general en cuanto a vida?... ¿Será que lo que estoy viendo no es lo que es?

Solía escuchar sus cassettes (cosa que por supuesto aún hago) sin descanso una y otra vez, estaba realmente sediento de conocimiento, tratando de "limpiar" muchos de los espacios de mi intelecto cuyo contenido además de errado, ahora me estorba.

Fue poco tiempo después que supe del Rav Avigdor Miller Z"L. Uno de mis primeros contactos con su sabiduría fue a través del libro The Universe Testifies... entonces comencé a cerrar el ciclo que mucho tiempo antes el Jajam Betech había abierto en mi cabeza al mencionar la palabra "cosmovisión".

Comencé a entender más y más acerca de nuestro propósito en este mundo, acerca de todo lo que acontece. ¿Cómo debe ser mi casa? ¿Mi posición ante la vida? ¿Mi interpretación de los hechos históricos? ¿Mi posición ante el mundo académico? ¿Ante el mundo laico?

Primero los libros de Rab Miller Z"L, luego sus cassettes; me deleitaba ahora entre sus charlas y las del Jajam Betech en forma intercalada. Cuanta alegría repentinamente comenzaba a "beber". Recuerdo noches, a horas ya avanzadas que mientras leía y asimilaba una nueva idea en uno de sus libros, mi cara cambiaba, sonreía sólo de alegría, quería saltar sobre la cama pero mi esposa ya dormía. Entonces, llamaba a mi mejor amigo disculpándome y le comentaba, pues mi ansiedad me obligaba a compartir con alguien más lo que el Rav Miller acababa de transmitirme. En ocasiones, mientras manejaba y escuchaba sus cassettes, debía hacerme a un lado, frenar y de nuevo llamar a mi amigo quien, tan bien como yo, o probablemente mejor, conocía qué sentimientos podían generase al comprender una de las maravillosas ideas del Rav Miller.

¿Quién mejor que Rab Miller para desenmascarar la mentira que disfraza a este mundo? ¿Quién mejor que él podía limpiar nuestros lentes y permitirnos diferenciar entre el árbol del bien del árbol del mal? ¿Quién podía despertar nuestra neshamá como él? Awake My Glory!, ¡Despierta mi Gloria! ¿Quién mejor que él podía hacernos ver en detalles cotidianos la presencia indiscutible y gigantesca de Hashem?

Hashem me envió al Rav Miller. El amor, respeto y alegría que experimentaba al ver y oír sus obras desarrollaron en mí un sentimiento a tal punto que un día conversando con dicho amigo le comenté que de todas las enseñanzas que me había transmitido el Rav Miller la mayor lección que había recibido de él había sido el amar a Hashem pues, sin conocer personalmente al Rav Miller siquiera, había alcanzado una admiración y amor que no podrían ser descritos con palabras...

Llegó Pésaj, y viajé con mi familia a Monsey. Estuve varias veces en New York, Queens, Manhattan... pero efectivamente aunque asomé la posibilidad mi visita a Ocean Parkway, donde vivía Rab Miller, por una u otra razón no se llevó a cabo. Una semana después mi propio amigo a quien yo llamaba incluso de larga distancia para comentar con él nuevas ideas que había escuchado del Rav Miller, me llamaba... y decía que nuestro Rav Miller ya no estaba en Ocean Parkway, pues se había ido a la Yeshivá de arriba, al Shamayim.

Esa noche lloré y lloré, encendí una vela, miraba al cielo, abría sus libros, pero el Rav ya no estaba aquí. Sentía de nuevo mucha ansiedad, ahora me daba cuenta la oportunidad que había dejado pasar... pero ahora parecía algo tarde.

Mi esposa, que Hashem le dé larga vida, me dijo sabiamente, "No te preocupes, ahora él sabe todo", probablemente dándome a entender que ahora el Rav Miller conocía de mis sentimientos hacia él...

De repente me pregunté: ¿habrá recibido una carta que le escribí hacía poco? La había enviado dos semanas antes. ¿Quién sabe? Ahora entiendo al menos mi desesperación en escribirla.

Un día después conversé con el Rav Yagen Shlit"a, y cuando ya iba a terminar la llamada telefónica, justo antes de colgar, vacilé y le comenté que me sentía muy triste por la partida del Rav Miller y agregué finalmente: "Rav ¿sabe? Le envié una carta justo hace 2 semanas para agradecerle todo lo que me había enseñado, fue una noche que tenía mucha, mucha ansiedad por hacerlo". En ese momento el Rav me respondió sorprendido "¿Tú fuiste? ¿Qué le decías en la carta? Llama ahora mismo al Rav Nota Koslowitz. Él te contará..."

Llamé al Rav Koslowitz y he aquí lo acontecido: Cuando el Rav Koslowitz visitó a los familiares del Rav Miller, uno de sus hijos le contó, que la noche antes de que el Rav Miller partiera, uno de los doctores entró en su cuarto en el Hospital y le preguntó si estaba sufriendo mucho dolor, a lo que el Rav le contestó con palabras probablemente similares: "¿Dolor? ¿Qué dolor? Después de la vida que Hashem me ha dado... la semana pasada alguien me llamó para comentarme que había tenido un bebé al que había nombrado con mi nombre y por otro lado, recibí una carta de alguien de Venezuela agradeciéndome lo que había hecho por él. “¡Baruj Hashem, qué alegría que Hashem me haya permitido llegar hasta lugares tan remotos!”

El escalofrío, la sensación que recorrió mi cuerpo al escuchar estas palabras fue sólo comparable a la que sentí a mitad de seminario cuando el Jajam Betech me presentaba a Hashem.

Mi Rav Avigdor Miller sin fax, en su pequeña casita, con sus antiguas sillas de madera vieja, y sus papeles indicando las próximas clases era un gigante de Am Israel... que desde la Yeshivá de arriba abogue por el bien de todos nosotros y con ello Hashem envié al Goel pronto y llegue el día en que todos podamos estar junto a nuestros Héroes quienes dedicaron su vida por nosotros, desde Abraham Abinu hasta cada uno de nuestros Rabanim, que sea en Yerushalayim... Bimhera Beyamenu.

Anónimo.

Hace unos días me enteré de un “super-proyecto” de una cadena de Televisión en México. Un proyecto que “revolucionará” el concepto de televisión en nuestro país. Un proyecto que ya se ha realizado en otros países con gran éxito.

Big Brother.

Cuando me enteré de lo que era no lo podía creer. ¿Ustedes saben de qué se trata?

Construyen una casa especial para encerrar, no recuerdo, si a 6 u 8 muchachos hombres y mujeres, por supuesto, para convivir por un periodo de 4 meses aproximadamente, rodeados por centenares de cámaras; vigilados por “todos los mexicanos” que estén conectados a una televisora de paga... pero si no están inscritos, no importa, se pasarán segmentos en la televisora local para que “nadie se pierda” esta “increíble experiencia”.

La publicidad con tono muy entusiasta nos invita amablemente a meternos ahora sí, textualmente, “hasta la cocina”. Nosotros podremos ser testigos de la vida de estas personas las 24 horas del día. Podremos verlos haciendo de todo: en la cocina, en el baño, en la recámara, en la sala, en el jardín, etc. Podremos verlos reír, llorar, amar, discutir, etc.

Todo.

El que lo desee podrá ser testigo de todos sus movimientos.

De esto se trata.

El pudor y el recato se ha perdido por completo.

La privacidad es un concepto que a muchos les puede parecer pasado de moda por lo que innovaron un programa donde todo un país puede ser partícipe. Esto yo no lo escuché pero dicen que el ganador, será acreedor a 1 millón de dólares. La gente votará desde la comodidad de su casa para decidir quién les cae mejor y ése es el que se irá quedando hasta ser el último.

“Maravilloso”, pensarán muchos.

“Espeluznante”, pensaremos pocos.

¿Cómo puede ser que se comercialice con la vida privada de unos desconocidos?

¿Cómo se puede lucrar así con el morbo de la gente?

Conforme “avanzamos” con la libre expresión, cada vez nos hundimos más en el fango de la estupidez y locura humana.

Digo, no se tiene que ser observante para darse cuenta de lo que programas así pueden causar en los niños, jóvenes y medios de comunicación.

¡Viva la libertad! ¡Viva el morbo! ¡Permiso al fisgoneo!

Simplemente fuera límites.

Límites. Límites, límites.

Sin ellos no existe la sociedad.

Límites hasta cuándo hablar y cuánto mostrar.

Pero hay un grupúsculo que esto no le importa. Quienes idearon esta “maravillosa” novedad y quienes participaron en ella y la produjeron, permiten que se desvanezca la importancia de guardar los límites.

Parece ser que este tipo de programas alcanza grandes niveles de audiencia y seguramente por publicidad, ganan decenas de millones de dólares.

México está innovando y se pone a la “altura” de los otros países que lo han llevado al cabo.

Me parece que el mismo concepto es vergonzoso.

Desde la comodidad del hogar de la gente, estarán “viviendo” la vida de 6 inconscientes que permiten que otros los vean haciendo de todo.

¿Ésta es la diversión de este siglo? Ya no involucrarse con una serie de televisión que al menos tenía un argumento, sino “mirar”, “atisbar”, “fisgonear” con permiso la vida inútil de 6 personas que ahí estarán a la disposición de los que deseen verlos.

¿Se imaginan ustedes a nuestros hermanos yehudim que estaban por el desierto estudiando 40 años Torá, cuidando la privacidad de su vida personal y familiar, explorando el estudio Divino y viviéndolo segundo a segundo, enterarse de la diversión que impera actualmente?

Quedarían horrorizados de semejante falta de límites.

Y usted... ¿qué piensa?

Y Hashem que todo lo sabe... Hashem que está esperando nuestra superación espiritual, especialmente de nosotros, ¿cómo mirará esto?

No puedo ni imaginármelo.

Bienvenidos a la diversión del siglo XXI.

Sara Adler Milver

Hombres y mujeres:

Filosofía de la Biblia: lunes a jueves de 20:20 a 21:15 hrs.

Conferencias: miércoles 21:15 hrs. Temas de interés general. Dr. Isaac Betech

Mujeres:

Educación de los hijos: martes 12.00 hrs. Debbie Betech

Perashat Hashabúa: sábados 18:30 hrs. Dr. Obadiá Maya

Hombres:

Antología del Talmud: lunes a jueves de 18:50 a 19:50 hrs. Dr. Isaac Betech

ALGUNOS SERVICIOS QUE OFRECEMOS:

Cassettes: diversos temas de interés general (préstamo sin costo alguno y/o venta).

Cocinas Kasher: te ayudamos a Kasherizar tu cocina (servicio gratuito a domicilio).

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